
Cómo liberarte desde el alma y no solo desde la mente
¿Te ha pasado que, a pesar de tus esfuerzos por sanar, terminas en el mismo lugar emocional una y otra vez?
Relaciones que se repiten con distintos rostros. Frustraciones que regresan como olas. Miedos y emociones que parecen no soltarte por más que lo intentes.
Créeme…
A mí también me pasaba. Y no entendía por qué.
Hasta que un día lo comprendí no desde la cabeza… sino desde el alma.
Y a partir de ahí, todo empezó a cambiar.
Esa sensación de estar atrapado en un ciclo emocional
Durante años me pregunté:
- ¿Por qué siempre termino con personas que no me valoran?
- ¿Por qué me saboteo justo cuando estoy por lograr algo importante?
- ¿Por qué, por más que leo, medito o “trabajo en mí”, acabo repitiendo el mismo dolor?
Era como estar atrapada en un bucle del que no podía salir.
Como si una parte de mí se aferrara a lo conocido… incluso si dolía.
Y entonces lo vi con claridad:
Mi ego espiritual también estaba queriendo controlar mi proceso de sanación.
Quería “sanarme” rápido, sin sentir.
La verdadera raíz de los patrones repetitivos no está en la mente
Nuestros patrones no son errores. Son mensajes. Son partes de la historia emocional que siguen esperando ser vistas.
Esas experiencias que se repiten —la soledad, el abandono, la escasez, el miedo—
no vuelven para hacerte daño,
vuelven para que puedas mirarlas con amor y darles un nuevo significado.
Se repiten hasta que el alma se siente abrazada.
Yo no podía soltar esos patrones porque solo los miraba con la mente.
Quería analizarlos, entenderlos, corregirlos.
Pero la sanación profunda no ocurre en la mente.
Ocurre en el corazón.
¿Qué hice diferente para romper el ciclo emocional?
(Y cómo tú también puedes hacerlo)
Te comparto desde el corazón los pasos que marcaron un antes y un después en mi camino:
1. Dejé de pelear con el patrón
Lo primero fue dejar de sentirme rota o defectuosa.
Cada vez que el patrón aparecía, en lugar de caer en la culpa, me abría a escucharlo:
“¿Qué necesitas mostrarme esta vez?”, le preguntaba en silencio.
Esa simple apertura cambió toda mi relación con el dolor.
2. Me senté con la emoción incómoda
La evitaba, por supuesto. ¿Quién quiere sentir miedo, abandono o rabia?
Pero un día me permití sentir de verdad.
Lloré. Temblé. Grité en silencio.
Y después, algo dentro de mí se liberó.
No porque la emoción desapareció, sino porque dejé de huir de ella.
3. Le hablé con compasión a mi niña interior
Muchos de nuestros patrones vienen de heridas de infancia no sanadas.
Esa niña asustada que un día no se sintió vista, amada, protegida…
Sigue dentro de ti.
Yo comencé a escribirle cartas, a abrazarla en meditación, a decirle:
“Estoy aquí. Ya no estás sola.”
Y todo se volvió más suave.
4. Me apoyé en herramientas que nutren el alma, no solo la mente
Este fue el punto clave para mí.
Una de las herramientas que cambió mi visión fue Un Curso de Milagros.
Al principio no lo entendía. Me parecía complejo, abstracto.
Pero cuando encontré el acompañamiento adecuado, las piezas comenzaron a encajar.
Dejé de culparme y comencé a ver los patrones desde el amor, no desde el juicio.
“No estás fallando. Estás repitiendo lo que aún necesita tu abrazo.”
Tú también puedes liberarte. Pero no desde la lucha… sino desde la rendición.
Liberarse de un patrón no es enfrentarse contra él, sino abrazarlo hasta que se disuelva.
Eso no significa resignarse.
Significa aceptarlo sin juicio y abrirte a verlo desde una conciencia más elevada.
Significa sentarlo frente a ti con compasión, mirarlo a los ojos y decirle: “Ya te veo”.
✨ Si esto que acabas de leer resonó contigo… no lo ignores. Tu alma ya está pidiendo ese cambio.
¿Y si el patrón se repite otra vez?
A veces sí. Pero ya no con la misma fuerza.
Cuando aparece, ya no me asusta. Ya no me domina.
Porque ahora lo reconozco.
Y sé que es solo una parte de mí que aún quiere sentirse amada.
Y eso es libertad.
Cierre desde el alma
Hoy, aún hay momentos donde algún viejo patrón aparece…
Pero ya no me da miedo.
Porque ahora sé que no vengo a “arreglarme”, vengo a recordar mi verdadera esencia.
Y tú también.
Así que si estás cansado/a de repetir el mismo bucle emocional una y otra vez…
Tal vez es hora de mirar hacia adentro, con amor, y darle una nueva oportunidad a tu alma.
👉 Sí, quiero romper el ciclo desde el alma
Confía. El ciclo se rompe con amor, no con lucha.